Stuttgart. María Sharapova llegó hasta la tercera ronda del US Open que está siendo disputado en estos momentos en el Centro Nacional de Tenis Billie Jean King, en Flushing Meadows (Nueva York). Fue el primer torneo de Grand Slam de la embajadora de Porsche tras 15 meses de ausencia en uno de los cuatro tornemos más importantes del tenis mundial. En esta entrevista la ex número uno del mundo habla de su natal Rusia, de cómo el deporte ayudó a su formación y de su vuelta por todo lo alto al escenario tenístico. María Sharapova, has sido parte de innumerables sesiones fotográficas y, sin embargo, es obvio que todavía las disfrutas. ¿Te sientes feliz al estar en la piel de una mujer tan atractiva? Yo no me asocio con la palabra “atractiva”. ¿No quieres que te digan atractiva? Si no, podríamos armar un gran titular. No es eso lo que quise decir. Sólo que no ando todo el día hablando conmigo misma tratando de averiguar qué o quién soy yo. Eso no es importante para mí.
El éxito produce un cierto estatus social. Y ese estatus produce un aura. ¿Podrías describir tu aura por favor? Es difícil evaluar la energía o el tipo de carisma que uno irradia. Pero espero que por lo menos me vean como apasionada, natural y genuina. Y con buen sentido del humor. Recientemente has tenido que responder, casi exclusivamente, a preguntas sobre tu caso de dopaje. Has aceptado tu sanción y ahora sólo quieres seguir adelante. Creo que hice las cosas de la mejor forma posible. Desde el principio, siempre fui honesta. Cometimos un error, somos conscientes de eso. ¿Qué hiciste con tanto tiempo libre durante la sanción? De todo un poco. Cuando estás siempre de viaje y compitiendo en torneos, pierdes el sentido del hogar, de la familia y los amigos. Para mí, tener tanto tiempo fue como un regalo. Pude, por fin, adaptarme a las necesidades de la gente cercana a mí, en lugar de que todos giren en torno mío. ¿Qué fue lo más notable? Que podía ser espontánea. Que podía ir donde quería. Que podía viajar con personas que me invitaban. Me encanta tener una agenda apretada, pero todo el año fue, honestamente, un gran alivio.
Tras la falta de partidos oficiales, ¿has perdido algo de tu fortaleza mental? Al practicar, uno simplemente no puede alcanzar un cierto nivel de concentración. Eso me faltaba. Me encontré en una posición interesante. Al empezar a jugar a tan temprana edad, era algo que ya tenía innato en mí. Realmente tuve que trabajar muy duro en eso otra vez. Acabas de cumplir 30 años, ¿cuánto espíritu de lucha queda dentro de ti? Luchar es parte de mi personalidad. Sé, y mi oponente también sabe, que simplemente no me rindo, sin importar si estoy teniendo un día bueno o malo. Soy perfeccionista, pero también sé que no soy perfecta. Es por eso que necesito motivación para mejorar. Si llegara el momento en que ya no quisiera ir a por más, entonces no tendría ningún sentido continuar. Por el momento, uno de tus rivales más duros es el ranking de la Asociación Femenina de Tenis (WTA). Actualmente estás muy lejos de calificar automáticamente para los cuatro torneos de Grand Slam. ¿Cómo quieres cambiar las cosas? Viajando a los torneos y compitiendo. De torneo a torneo. Dijiste una vez que eras una guerrera de nacimiento. El tenis es una versión civilizada de un duelo. Me refería a mi ética de trabajo. Básicamente he ganado muchos partidos antes de salir a la cancha. Puedes forzar tu cerebro a seguir trabajando, aunque nadie esté mirando o cuando hace demasiado frío, o demasiado calor, temprano en la mañana o tarde en la noche. También, cuando has jugado cinco días seguidos y el cuerpo básicamente no quiere continuar. Esos son los momentos en que disfrutas tus pequeñas victorias personales que necesitas antes de lograr las grandes victorias.
¿Te has concentrado siempre en el tenis? Hice gimnasia rítmica y me gustó bastante. Y también un poco de boxeo. Eres bastante alta para la gimnasia. Así es, empecé a crecer y hasta ahí llegué. Una vez mencionaste que tuviste una infancia dura. ¿Recuerdas algunos detalles? Unos cuantos. Irme a otro país a los siete años, sola con mi padre, por dos años. Y nadie realmente puede ayudarte en esas circunstancias. Después te olvidas de eso. Pero muchos de esos recuerdos volvieron a mi memoria en los últimos años mientras escribía mi libro. Entonces piensas, ‘wow’, mi familia no lo tuvo fácil. ¿Hubo suficiente dinero para comida y vivienda? Sí. Y hubo amor y las mejores intenciones. ¿Cuánto te molesta cuando alguien como John McEnroe afirma que las jugadoras de tenis, específicamente nombró a Serena Williams, no son, en comparación con los hombres, lo suficientemente buenas? Cuando era jovencita vi lo que tuvieron que luchar Serena y Venus Williams por la igualdad de trato. Sé cuán difícil fue eso. Y sé lo que Billie Jean King logró para que las mujeres pudiéramos recibir premios iguales a los de los hombres. Entonces cuando John McEnroe aparece en un programa de televisión tratando de promocionar su libro, crea titulares. Pero eso no tiene nada que ver con la realidad.
¿Es ese un tema ya zanjado? Todavía queda un largo camino por recorrer. No es sólo por la igualdad de trato de hombres y mujeres, se trata también de respeto. No es fácil asimilar los golpes, Son reveses fuertes. El respeto es una buena señal. ¿Qué atletas particularmente respetas y admiras? Muchos. Sin embargo, lo que mejor conozco es el tenis. Los sacrificios que tienes que hacer, el compromiso, el estrés físico y mental, todo. Tenis no es sólo pegarle a la pelota. Sé lo que es ser feliz, pero también lo que es estar sola. Hablo mucho sobre Serena. Respeto que siga adelante a su edad habiendo logrado tanto. Es increíble, la pasión, el espíritu de lucha. Teóricamente tuviste la oportunidad, como tantas adolescentes en Estados Unidos, de ir a la universidad, pero tu carrera como deportista profesional estaba de por medio. ¿Tienes la sensación de estar incompleta en algo? De ninguna manera. Lo que me dieron, una educación en tenis, lo supera con creces. Seguro que no tengo un título universitario. No tengo un sello en una hoja de papel. A cambio tengo un título en vivir la vida que nunca se podría conseguir en un salón de clases. Y en los negocios eres uno de los atletas más acertados. ¿Qué gustos te das? Me encantaría invertir más en arte moderno. Me encanta la arquitectura y el arte. Pero necesito más tiempo y tengo que aprender más al respecto. Quiero mejorar mi educación. Quiero ir a Art Basel. Pero es difícil con mi agenda. Para mí no se trata del aspecto financiero. Tengo cuadros que realmente no son tan caros. Pero cuando vuelvo a casa y los veo, me hacen sentir muy feliz. Eres una rusa que viven en Estados Unidos. En la era de Donald Trump y Vladimir Putin las relaciones entre Estados Unidos y Rusia son muy tensas. ¿De qué lado estás? ¿Tienes ambos pasaportes? No, sólo el ruso. Cuando la gente me pregunta sobre Rusia les digo que tienen que conocer el país. No puedo poner en palabras lo que me gusta. Se trata de mi familia, mi cultura, la mentalidad. Por otro lado, me he acostumbrado a Estados Unidos. A la vida, a la gente, a las influencias y la cultura. Estados Unidos no es tan dinámico como otros países. Pero me ha dado oportunidades y posibilidades. Uno puede lograr cosas aquí con facilidad. Me da una sensación de seguridad. Tengo los mismos sentimientos en Rusia, donde hablo mi lengua materna y puedo estar con mi familia en Sochi. En cuanto a la política, la sigo muy poco para tener una opinión profunda.
Seguro. Ya he logrado bastante, así que un día quizás pueda también construir algo en el mundo de los negocios. Ya ha habido algunos pequeños proyectos. Me encanta y me gustaría lograr más en esa dirección. Pero de momento aún tengo una raqueta en la mano. No me he ido todavía…